1.a) Hay que gestionar la abundancia


Está claro que una gran parte de nuestra sociedad vive en la abundancia, si no en todos los elementos, sí en hacer del lujo una necesidad. La abundancia se relaciona siempre con la felicidad, y la escasez con la desgracia. Pero a la hora de educar, cuando hay abundancia es más difícil dar y transmitir el valor de las cosas, que cuando hay escasez.
Además hemos pasado de una situación de pocos medios y muchos hijos a una situación de muchos medios y pocos hijos. Nunca como hoy, se ha perseguido en nuestra sociedad la posibilidad de tener un hijo/a.
Todo esto hace que nuestros hijos e hijas vivan en una posición en la que entienden que los privilegios son derechos y que tengan algunas veces una actitud despótica con los adultos en general y con los padres en especial. Esto además les da una sensación de inseguridad que se refleja en mal comportamiento, ya que el que lo tiene todo, sólo puede perder. Estas circunstancias les hace además insolidarios con la mayor parte de la infancia del mundo que vive dentro de un mundo lleno de miserias y necesidades básicas.

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